martes, 5 de mayo de 2009
MERENDOLAS VERANIEGAS II
Tenía que contaros aquel verano, en el que Alfonso y yo aprendimos a hacer: Crepes.
Qué ricos están, con nata, mermelada, chocolate.
Empezaron haciéndolos mi hermana Vivi y mi vecina Mª Ángeles, nos enseñaron, y venga a comer crepes.
Una tarde, después de estar con las bicis, bañándonos y dando por culo, que era nuestra actividad favorita, nos fuimos a casa de Alfonso. Sus padres estaban en Granada trabajando y no llegaban hasta la cena.
Nos pusimos a preparar la masa, los echamos en la sartén y, como no teníamos nada para ponerle, se nos ocurrió coger el cola-cao y espurrearlo por encima con una cuchara.
Podéis pensar que estaba bueno, podéis pensar que no, y acertareis. Estaban super pesados, el polvillo del cola-cao se pegaba al paladar y se subía por la nariz.
Acabamos dándole los restos a los perros de Alfonso y, no se los comieron. Creo que aquella fue otra de las veces que nos fuimos mortalmente de bareta un par de días.
Pero como dicen por ahí, lo que no te mata, te hace más fuerte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario