Soy un tío muy curioso, y la naturaleza me llama mucho la atención. Por eso, cuando tenían 9 o 10 años, al salir de bañarme en mi piscina en Otura, me tumbaba en la toalla y me ponía a mirar al césped.
Veía hormigas, arañillas, y un porrón de saltamontes. Mi pasatiempo favorito era coger uno, e ir quitándole las cuchillas, las patas, las antenas, la cabeza, hasta dejar el tronco. No lo hacía con maldad, era curiosidad.
Pero un día, mi hermano Fali, nuestro vecino Edu y yo(creo que Alfonso no venía porque era muy chico)nos pusimos a coger saltamontes como los locos.
Llenamos un bote de cristal de esos de conservas hasta arriba. Los saltamontes estaban vivos así que le hicimos un agujero a la tapa para que pudieran respirar, y fue cuando se nos ocurrió echarle al bote gasolina de una de las motos de Edu y prenderle fuego al bote.
Tuvimos que coger una manguerilla, engancharla al depósito de la moto, y soplar/aspirar para que saliera la gasolina.
Nos fuimos a un sitio donde no había hierbas y le prendimos fuego.
Pobreticos saltamontes, la curiosidad los mató.
martes, 24 de marzo de 2009
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