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viernes, 29 de mayo de 2009

ACAMPADAS EN EL CAMPO

A mucha gente le gusta irse al campo a pasar un fin de semana en tienda de campaña. Es muy bonito todo, haces senderismo, cagas en el campo y riegas la naturaleza.
Como os podéis imaginar, yo no hacía esas cosas tan normales, mis amigos Alfonso e Ignacio y yo mismo plantábamos en el césped de nuestro chalet una tienda de campaña y nos poníamos a dormir. Con todas las ventajas oye, frigorífico, piscina, servicio, teléfono, luz...

Primero Alfonso compró una tienda de campaña, pero después de un tiempo se rompió, luego se encontró en el descampao (la parcela del francés) de al lado de su casa una tienda de campaña militar, super chunga, que limpió y también nos quedamos a dormir ahí. Por último compró otra que también utilizamos unas cuantas veces.
Estaba muy bien, nos pillábamos nuestros refrescos, patatas fritas y nos poníamos a hablar de cualquier cosa, aunque siempre acabábamos hablando de mujeres (por aquella época no teníamos ninguno novia).

Alguna vez que otra saltábamos la valla de nuestra casa (qué aventura, podríamos haber salido por la puerta, pero no, era mejor saltar) y nos íbamos a la urbanización de al lado, Molino Alto, a gamberrear por las calles.

Mi primo Jorge, que pasaba un par de semanas en verano con nosotros, también se trajo su tienda de campaña, e incluso se quedaba sólo algunas noches que yo pasaba de dormir en saco de dormir.

Hace ya años que no lo hemos vuelto a hacer pero, quien sabe, lo mismo este año plantamos una tienda de campaña en el cesped de Alfonso o de Ignacio (si le ha crecido), en mi casa no porque se ha secado, y nos echamos unas risas.



PD: ellos 2 saben que una noche pasó una cosa un poco chunga con más gente de la urbanización, pero mejor no lo cuento.