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viernes, 12 de junio de 2009

LA RELIGION NO ES INCOMPATIBLE CON LA DIVERSION

Cuando cumplí 15 años me apunté a catequesis los viernes por la tarde para prepararme para la confirmación.
Allí hice muy grandes amigos (Yamil, Gerar, Eu, Tomás...) y conocí a mi mujer, Mª Rosa.
La catequista, Marga, lo hacía bastante bien, nos hizo un grupete a la mayoría. Había fines de semana que teníamos actividades, convivencias.

Una vez fuimos andando a la Abadía del Sacromonte, estuvimos de convivencia, y luego hubo una misa. Los curas de la Parroquia en aquella época eran don Vitorino y don Ramón, muy buena gente, y para la misa necesitaban 2 monaguillos. Uno fue Tomás(?) y el otro, el otro fui yo, no podía ser de otra manera porque si no no lo contaría en mi blog.
Bueno, teníamos bocadillos, bolsas de patatas fritas, coca-cola, y a mí se me ocurrió que, como el cura sólo usa un poco de vino en la misa, pues que lo que le sobraba nos lo podía dejar para hacer un tinto de verano.

La gente me dijo que estaba loco, pero yo me veo como un visionario.

Cuando le pregunté a Don Vitorino si nos dejaba el vino restante, me miró y me dijo que sí, pero que la botella de cristal(0.35cl) se la devolviera después. Así lo hice, nos lo mezclamos, echamos unas risas y se lo devolví dándole las gracias. Yo no lo veo tan descabellado.