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jueves, 2 de abril de 2009

ENSEÑANDO A LAS NUEVAS GENERACIONES

Aunque parezca una entrada del PP, no lo es.
Esta tarde Mª Rosa y yo hemos estado en casa de nuestros amigos Javi y Elisa y su hija de 13 meses Lucía.
Qué primor de niña, ya ha aprendido a andar sola y va a todos los lados como una enanita.
Pero ahí estaba el tito Fede para que no se aburriera, la niña ha visto mi chaqueta colgada en una silla del cuarto de estar y se ha ido a mirar. Entonces he cogido la esquina del bolsillo donde estaban las llaves de mi casa y lo he agitado para que sonara.
La niña ha puesto la misma cara de sorpresa que habéis puesto vosotros, ha empezado a hurgar en el bolsillo y voilà, ha encontrado las llaves y se ha puesto a agitarlas como una loca.
Hemos dejado las llaves en el bolsillo y hemos ido al sofá, pero al ratillo, se ha ido sola a la silla y ha vuelto con las llaves en la mano, el próximo día le voy a enseñar a quitarle la cartera a su padre sin que se dé cuenta.

REFRESCOS REFRESCANTES


Quién no se acuerda de esa bebida refrescante tan chula hecha a base de polvos naranjas: Tang.
Pero, no nos engañemos, las estrellas siempre han sido Pepsi, y Coca-Cola, con sus derivados de limón, naranja...



En mi casa, a la hora de comer, siempre había unas disputas que te cagas a ver quien se había echado más refresco en el vaso, los poníamos unos al lado de los otros y nos fijábamos quien tenía más para igualar el resto de vasos.

El culmen del refresquismo(nuevo termino inventado por mí) ha sido en un par de bodas de vecinos y vecinas de mi urbanización de Otura.

Mi amigo Alfonso, ya conocido por sus pendencias, y yo nos dedicábamos a beber los botellines de refresco que ponían en la mesa. Cuando se gastaban, pues pedíamos más. Lo que pasa es que, una de las veces, nos propusimos llenar la mesa de botellines vacíos. A parte de los que nos bebimos (unos 12 o 13 botellines cada uno) íbamos cogiendo de las otras mesas y los poníamos en la nuestra. Los camareros se partían de risa de ver a unos niños tan gilipuertas (perdona Alfonso por decir la verdad).
Yo acabé en el servicio del restaurante truñándome vivo y Alfonso también lo paso mal.
Desde entonces yo me pasé a la cerveza y Alfonso bebe agua. Un abrazo Alfonso.