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martes, 2 de marzo de 2010

SUCESOS MORTALES


No he contado que un día de verano mi mae fue al mercadillo de Otura a comprar y volvió con un pollo rosa, sí habeis leido bien, rosa.
Había comprado una docena de huevos y le habían regalado un pollo de colores, ella dijo que no lo quería, pero el vendedor la convenció diciendo que no duraban más de 2 días. (¡Qué curioso! Exactamente igual que le pasó a la madre de Mª Rosa en Salomar 2000).
En aquella época (1993 o 1994) ya teníamos a Paskel, el perro raza gitana que nos dieron. Era negro con una mancha blanca en el pecho. No diré más aunque me lo pidais, porque sería comprometerme. El tema es que intentamos que se hicieran amigos, dejábamos al pollo rosa cerca de Paskel para que jugaran juntos.
Una tarde estábamos viendo la tele y cogí el pollo y me lo puse en el pecho, estaba sin camiseta y el pollo se acurrucó encima de mi ombligo, al poco se me cagó encima, que gracia.
Otra tarde, y eso quiere decir que duró por lo menos un par de semanas, estaba en el cesped al lado de mi piscina con Alfonso (seguro que se te había olvidado, pero para eso esto yo, para recordártelo) y Alfonso cogió el pollo para jugar, hasta que le vomitó encima del bañador, uooo.
Una tarde nos fuimos todos y dejamos sólos al perro y al pollo. Craso error, el perro finalmente decidió jugar con el pollo (no recuerdo su nombre, pero yo lo habría llamado Jankel)y, cuando llegamos el cuerpo del pollo estaba en un sitio y su chola en otra. Lo enterramos y desde entonces, no hemos vuelto a tener un pollo.
Excepto el perro-que se escapó-se murieron, suicidaron o les asesinaron, a todos los animales que tuvimos.