No soy de ir dando consejos a la gente, a los que se los haya dado, mejor que no me hagan caso, que hagan lo que les dé la gana, pero que se piensen las cosas 2 veces antes (mierda, he vuelto a dar un consejo).
El tema es que, cuando empiezas a trabajar en un nuevo curro, quieres ser el mejor, el más simpático, dar una buena impresión...y yo, al contrario que todo el mundo voy a contracorriente.
Llevaba unos cuantos días en un trabajo y, cuando salímos a las 2, nos sentamos en el bar de al lado a tomar unas cañas: 3 compañeros, el jefe y yo. Nos animamos y nos pusimos a contar chistes. No sé si os habéis dado cuenta pero tengo un humor a veces peculiar, y se me ocurrió contar el siguiente chiste:
Que hace un recién nacido en una bañera llena de sangre.
Masticar cuchillas de afeitar.
Lo sé, no tiene ni puta gracia, lo mires por donde lo mires, pero yo lo conté. Desde entonces mis compañeros y mi jefe me miraron con recelo, y más una vez me recordaron que había contado ese chiste en plan: si cuentas un chiste que no sea como el que contaste cuando empezaste a trabajar.
En otro trabajo..., pensareis: No, no puede ser tan idiota. Sí, lo soy. Pues llevaba unas semanas trabajando y unos cuantos nos fuimos de cervezas, el tema es que por la tarde tenía un curso en otro sitio y teníamos que ir en coche con uno de los jefes.
Un compañero y yo llegamos tarde a recoger al jefe, este sabía que habíamos tomado unas cervezas y, encima me tocó a mí conducir. Con cuatro cañas y un café, aunque hayas comido puedes dar positivo (creo), pero del mosqueo que llevaba el jefe se me quitó el punto que no tenía, o sea que tenía un anti-punto.
Creo que no he vuelto a hacerlo, pero no descarto que me pase otra vez, ya sabeis que el hombre es el único animal que tropieza 2 veces con la misma piedra, o tres si hace falta
jueves, 3 de septiembre de 2009
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