Imagináos un coche, con 7 personas, mi padre, mi abuelo sentado de copiloto conmigo en lo alto(con 8 años), detrás mi hermana Vivi, mi hermano Fali, y mi mae con mi hermana Cristina encima. Sin cinturón ni ostias, creo que alguna vez fuimos así a pasar nuestra semana de vacaciones anual en Lanjarón por esas carreteras de España.
La radio algunas veces se estropeaba, así que cantábamos mis hermanos y yo.
Lo que pasa es que mi padre, que tenía bastante paciencia, para que no lo distrajésemos mientras conducía, se inventaba juegos para calmarnos.
Como ese de contar coches de colores, o sumar los números de las matrículas, o el de las palabras encadenadas.
Uno que jugábamos también era el que tenías que ponerte uno enfrente de otro, no podías reírte porque perdías y, mientras hacías girar los brazos como si estuvieses liando una madeja de lana decías:
"Un perro va por un puente cagando mierda colorá,
el que se ría se la comerá.
Tira madejas, tira madejas"(mientras movías los brazos).
Seguro que mis hermanos se acuerdan.
jueves, 26 de marzo de 2009
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