No es que sea un tío superresponsable, pero tampoco soy un bala perdía, pero un día (hace 7 u 8 años) quedamos Javi, Jorge, Charlie y yo para irnos a mi chalet un sabado con mi madre.
El plan era el siguiente, comprábamos 5 litros de cerveza Alhambra por persona (sin contar a mi madre), hacíamos el pardo antes de comer (tortilla de patatas de mi madre y ensalada) y reírnos un rato.
Cuando llegamos mi madre me puso a hacer hoyos para plantar plantas, y estos se pusieron a beber. Eran las 11 de la mañana. Jorge es un poco alérgico, pero poco, y se había dejado el Ventolín (o como se llame) en su casa. Empezó a estar incómodo y le dijimos a mi madre que volvíamos a Granada para recoger el Ventolín de Jorge. Nos montamos los 4 con 3 litros de cerveza en el coche. Yo había bebido un poco, pero poco, y podía conducir, aunque si nos hubiese parado la Guardia Civil creo que nos habría multado porque no se puede llevar alcohol abierto dentro del coche.
Volvímos y bebímos, mi madre no hacía más que preguntar si no habíamos comprado demasiada cerveza, le dimos un poco durante la comida.
Ya por la tarde, el único que consiguio la proeza y, creo que recordar sin tarjarse, fue Javi.
Esto lo tengo que contar Javi, se le ocurrió que sería una gran idea llenar una de las botellas con el agüita amarilla que salía de su cuerpo, ya que no lo había expulsado en todo el día, sale bastante.
Yo, que era el que tenía que conducir de vuelta, bebí menos pero bebí, por eso digo que me arrepiento. Si algún día tengo hijos y leen mi blog (uooo), que sepan que es una cosa muy seria mezclar alcohol y coches o motos.
El Charlie y Jorge casi baten su marca personal, pero se quedaron en 4 litros y pico.
Estuvo bien, de los 20 litros, creo que sobraron 3 (los míos).
jueves, 16 de julio de 2009
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