Cuando mi hermana Cristina tenía 4 o 5 años, creo recordar que me dijo mi hermana Vivi que fue ella quien le regaló una bicicleta azul super chula. Tenía los puños blancos, una cesta azul en el manillar para poner sus muñecos y, por supuesto sus 2 ruedas detrás.
Me imagino que la bicicleta era para mi hermana Cristina lo más grande que le había pasado en su pequeña vida, era como un vehículo espacial con el que poder ir a cualquier parte.
Se tiró todo el día dando vueltas en su bici nueva y, cuando llegó la noche mis padres le dijeron que dejara la bicicleta aparcada en el "Cuarto de los arcos" en nuestro chalet. Mi hermana Cristina no se creyó que si dejaba la bici fuera de la casa esta fuera a estar a la mañana siguiente, así que metió la bici en su cuarto. Como no se podía dormir metió la bicicleta en la cama debajo de las sabanas. Menos mal que las 2 eran pequeñas y no se molestaron al dormir.
A la mañana siguiente continuó dando bicicletazos por los jardines hasta caer exhausta. Y es que, las cosas que parecen insignificantes a veces son lo mejor que nos puede pasar.
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1 comentario:
ohhh, q buenos recuerdos...
muchas gracias!!!
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