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viernes, 28 de agosto de 2009

ATRACOS IMPERFECTOS, YA VAMOS POR EL 4

Como mi amigo Eu no me ha podido recordar los detalles del suceso, voy a contar lo que yo recuerdo, aunque espero que proximamente me vuelva a contar esta historia y la historia del tío del avión, para que nos podamos despollar todos.

Una noche, después de beber hasta la saciedad en la taberna del irlandes, Gerardo y yo nos fuimos alegres y contentos, y dejamos a Eu y a Jose (alias Harrison Ford, pero para mí sólo en la película La costa de los mosquitos) terminandose la cerveza.

Ya contentos, sobre la 1 o las 2 de la mañana se dirigían a sus respectivos hogares, por el Carril del Picón, y luego por Socrates. Por delante del colegio de los Maristas se cruzaron con dos jinchacos de mucho cuidado.
Los pararon y les pidieron amablemente que les dieran lo que llevaban. La tensión hizo (me imagino) que se les pasara el punto etílico que hasta ese momento llevaban.

Eu empezó a darles el dinero que tenía y tiró la cartera al suelo en plan: "si lo quieres, ve a por ello".
A José además le dijeron que se quitara la chaqueta de cuero que llevaba, y casi al mismo tiempo que Eu tiraba su cartera, José le soltó una ostia a su agresor, y salieron corriendo los 2 como ese animal imaginario llamado Mamuquilla del Desierto.

Al rato y más serenos, no por el susto, si no por que ya no estaban tan alcoholizados, fueron a poner la pertinente denuncia en comisaria.

Tiempo después Eugenio tubo que ir a los juzgados a una rueda de reconocimiento pachanguera, tipo Los hombres de Paco, en la que casi le ve el atracador.
Porque, SÍ, estaba allí.

Se llamaba Ezequiel, como el profeta hebreo que anunció la destrucción de Jerusalen (lo acabo de leer en wikipedia). Era el típico pintas conocido por todos en el juzgado, con nosecuantas causas pendientes. Eu lo reconoció en la rueda de reconocimiento, pero no me acuerdo si sirvió para algo.

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