Uno de esos veranos locos en Otura, a mis hermanos y a mí nos dio por coger los walkies y acercalos al radio cassette de doble pletina que nos habían echado los reyes, buscar una frecuencia libre (u ocupada por una emisora de radio) y hablar. Resulta que si le dábamos a hablar y estaba saliendo música de Radio Alhendín (por ejemplo) se cortaba la emisión y se nos escuchaba a nosotros.
Sí, pensábamos que estábamos jodiendo la emisión de una radio municipal y que, en el resto de casas donde se escuchaba la radio, se nos escuchaba a nosotros. Pensábamos que la policía rastreaba esas cosas y que no podíamos estar mucho tiempo haciéndolo porque nos podían pillar (eso nos pasaba por ver películas de Matthew Broderick)

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