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jueves, 15 de octubre de 2009

MI ABUELA, LA MODERNA

Yo soy un tío raro, a lo mejor está mal que yo lo diga, pero es la verdad.
Con 14 años empecé a ser un poco menos introvertido y a emparanoiarme con cosas, ahhh, la adolescencia.
Me pareció una buena idea ponerme un pendiente. En aquella época en mi colegio sólo lo llevaban los repetidores y los chungos, pero yo pensé que por qué yo, que era un pringao, no podía ponerme un pendiente sin ser repetidor y chungo, simplemente porque me gustaba.
Lo comenté en mi casa, mi padre no dijo nada, y a mi madre no le pareció bien, mi abuela dijo: Pues yo te hago el agujero.
La siguiente tarde fui a su casa, me dijo que me pusiera un cubito en la oreja para insensibilizarla, y cogió una aguja con hijo para hacer el agujero. Me dolió una barbaridad, miré la aguja y era de las más grandes que tenía, claro, no veía muy bien.
Le dije que cojiera otra más chica, y al poco tiempo ya tenía un hilo atado en mi oreja.
Tenía que estar un par de semanas con el hilo antes de ponerme el pendiente para que cicatrizara el agujero por dentro. Mi mae y mi tita Kuki llegaron a recogerme y mi madre cuando me vio no me habló en todo el camino hacia mi casa. En el ascensor, nos esperamos porque en ese momento llegaba mi padre, me vio y me dijo:ya sabes que a mi estas cosas no me gustan..., pero no me dijo nada más, creo que sabía que su hijo no era un jinchaco chungo, sino uno de los buenos.

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