Ya desde niño me ha gustado contar historias, aunque las cuente a mi manera.
Con 10 años, creo, en el descampado de al lado de casa de Alfonso, estaba con mi hermano y una vecina, Raquel. No sé que película habíamos visto, pero yo estaba superflipao y se la contaba a todo el que se me ponía por delante.
Me puse a contarle a Raquel la película y no paraba de decir: Entonces el protagonista..., entonces va y ..., entonces ....
Hasta que Raquel me dijo: ¡Calla ya, Entonsaller!
Yo me quedé hecho polvo, pero nos partimos el culo de risa. Desde "entonces" he intentado cambiar mi manera de contar historias, aunque no sé si lo he logrado.
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